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Innovación y diseño en un espacio de reincorporación de la Farc

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Wednesday, February 28, 2018
Natalia Herrera Durán

Excombatientes, campesinos, estudiantes y académicos nacionales y extranjeros convivieron durante 16 días y desarrollaron, entre todos, prototipos con materiales reciclados para purificar agua, prensar quesos y arar la tierra mientras se pedalea una bicicleta. Un ejemplo de reconciliación. 

El pueblo está en Colinas, enclavado en el Guaviare. Allí está Iván Ali, o Nelson Enrique Díaz, como nadie lo llama, aunque eso diga su cédula. Iván, moreno, guajiro, 42 años, ingeniero químico, formó parte del Estado Mayor Central de las Farc y hoy coordina este caserío de 250 casas y 370 excombatientes.

Era sábado cuando llegó al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Jaime Pardo Leal una comisión de 85 personas. La visita más numerosa que han tenido, pero no la única. Hasta allá han ido a parar decenas de personas, movidas por la curiosidad y la empatía, interesadas en sus historias sobre los días de la guerra y en su forma de pensar y vivir tras la firma del Acuerdo de Paz de La Habana (Cuba).

Aun así, la expectativa por esta visita era distinta. Días antes habían llegado en volquetas más de 200 herramientas: prensas, lijadoras, caladoras, alicates, martillos, seguetas, taladros, pulidoras, sierras, destornilladores y puntillas. Los curiosos no dejaban de preguntarse para qué tanta cosa. Todo parecía listo en este pueblito de exguerrilleros para el Encuentro Internacional de Diseño para el Desarrollo (IDDS, por sus siglas en inglés), que organizó la Universidad Nacional de Colombia y la red IDIN (International Development Innovation Network), vinculada al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Un encuentro que se ha realizado desde hace 11 años en Ghana, Estados Unidos, Kenia, Colombia, entre otros países. Esa fue la razón para que llegaran hasta ese rincón campesinos del Guaviare, exguerrilleros, estudiantes y profesionales de Cali, Medellín, Bogotá, Barranquilla, Vaupés y Boyacá, junto a 15 extranjeros de Costa Rica, Brasil, Francia, Ecuador, México, Estados Unidos y Noruega. Entre ellos Amy Smith, la fundadora del Laboratorio Internacional de Innovación para el Desarrollo del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Su apuesta: convivir durante 16 días en el mismo espacio con el propósito de desarrollar, entre todos, tecnologías de bajo costo para mejorar las condiciones de vida e identificar oportunidades para la región. “Para muchos era un evento nuevo y fantástico, era construir de la mano de campesinos y exguerrilleros mejores condiciones para un lugar”, cuenta Jairo Alexis Rodríguez, director de Investigación y Extensión de la Universidad Nacional de Colombia.

 Vea algunos de estos diseños y herramientas aquí

Detrás de la reunión que se dio entre el 20 de enero y el 4 de febrero de 2018 hubo meses de preparación previa y aliados que lo permitieron, como la Misión de Verificación de la ONU, el Consejo Noruego de Refugiados y la Gobernación del Guaviare. Se lanzó una convocatoria internacional y hubo un proceso de selección de los participantes. Se presentaron cerca de 300 personas y se escogieron 50, la mayoría ya habían participado en encuentros internacionales o habían trabajado con comunidades.

La primera tarea consistió en crear equipos y fabricar las mesas en las que iban a trabajar, todo: las patas y los travesaños de madera que aserraron y prepararon días antes los organizadores. Al comienzo no tenían luz de día, por un problema con la planta y, por lo tanto, todo era más complejo, hasta el agua escaseaba. Además, la que había no era tan potable, por eso varios extranjeros se enfermaron del estómago. Nada de esto fue suficiente para menguar sus ganas de sacar adelante los proyectos.

“Uno hablaba hasta con los dedos para hacerse entender con quienes no hablaban español. Recuerdo que a los dos días el profesor Stan decía: ‘buenos días’”, relató Iván.

Innovación a bajo costo

Freddy Candia es boliviano y fundó hace cuatro años un proyecto que se llama Cochabamba Pedal Project. Freddy se especializó en la construcción de bicimáquinas para solucionar problemas de las comunidades sin la necesidad de fluido eléctrico. El objetivo puede ser variado, la fuente de energía es la misma, el pedal.

Por eso la participación de Freddy fue importante para sacar adelante la idea de uno de los grupos: un bicimolino para la producción de concentrados naturales para la cría de animales. “Si lo pueden hacer no lo tienen que comprar”, es la lógica, y el concentrado lo usan mucho los campesinos para alimentar a sus cerdos y pollos. Freddy prometió volver al Guaviare. La comunidad quedó emocionada cuando les dijo que les daría cursos para hacer bicilavadoras o bicitrapiches.

Quesos de exportación

En Colinas la comunidad campesina produce quesos de forma muy artesanal y ya habían tenido algunos problemas sanitarios. Por esa razón, uno de los grupos de trabajo se concentró en este tema. Al final crearon una prensa en madera que facilitara su elaboración y una marca propia de quesos con productos de su territorio como achiote, cúrcuma, chili, cacao y hoja de coca dulce y amarga.

La misma hojita que en la lucha contra las drogas los ha estigmatizado y a la que tanto le agradecen también porque ha sido el sustento de sus familias. De hecho, uno de los participantes estadounidenses dijo tener contactos y relaciones con mercados en su país que se interesarían en estos quesos. El proyecto no murió cuando terminó el encuentro.

Sin barreras

“Me impresionó que allí no había vainas de género, ahí estaba el ser humano, pensando, trabajando”, dice Ali, con su acento costeño, y se refiere a que durante el encuentro hombres y mujeres diseñaron y martillaron por igual. Marilyn Holguín y María Elisa Palacios fueron algunas de ellas. Marilyn es bióloga y tiene un máster en biotecnología y María Elisa es ingeniera sanitaria y ambiental.

Ellas estaban en el grupo que ideó un purificador de agua, ya que el líquido que consumen, que proviene de los ríos cercanos, no está tratada y en muchas ocasiones los enferma. Elaboraron una especie desombrilla invertida, hecha con una carpa guerrillera, para captar la lluvia, que en el Guaviare es constante. Así como un sistema de filtración y desinfección de agua con luz solar que se conoce en el mundo del diseño como Sodis, y utiliza botellas de plástico.

“Las herramientas no sólo se dejan en el territorio después del encuentro, sino que se aprenden a hacer. Por eso en cada grupo hay al menos tres personas de la comunidad”, explica Jairo Alexis Rodríguez y da otro ejemplo para entender esa idea de hacer desarrollos sencillos que mejoren la vida: “Para trabajar el cacao se calienta el grano y se descascara con la mano, pero como está tan caliente los campesinos se queman constantemente. Por eso se creó un cernidor sencillo que dejaba el cacao limpio y se construyó un tostador con dos ollas soldadas y una hélice. “Son cosas muy sencillas que uno puede aplicar en el campo y se sacan ideas buenas que no son muy costosas para nosotros los campesinos ponerlas en práctica”, opina Alexis Cifuentes, de la vereda Cerro Azul del Guaviare.

¿Qué viene ahora?

En el espacio de reincorporación quedaron las herramientas y por eso ahora buscan crear un centro de innovación y desarrollo para que los campesinos y los excobatientes tengan un lugar para resolver algunos problemas. El gobernador del Guaviare, Nebio Echeverry Cadavid, se comprometió con el tema y dijo que presentará un proyecto para conseguir recursos con este fin. La foto era histórica: un gobernador e Iván Ali, el excomandante guerrillero, compartiendo mesa y causa.

Del encuentro de diseño internacional también salió la idea de otro evento. Lo han pensado para el segundo semestre del año. Se trata de un taller de construcción con guadua que dará el profesor colombiano Alonso Correa. El académico estadunidense Stan Ruecker, de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) también quiere volver al Guaviare, y esta vez lo hará con algunos de sus estudiantes.

Captar y purificar agua, cortar y reutilizar plástico de botellas, producir quesos artesanales con su propia marca, elaborar rutas e intereses turísticos en la región, manejar y aprovechar residuos orgánicos, crear herramientas para hacer más eficiente la agricultura y construir un parque infantil fueron algunos de los proyectos que concretaron al cierre del encuentro.

“Lo más importante fue que nadie tenía prevenciones. Todos estábamos desarmados. Alrededor del conocimiento y las problemáticas sociales no se preparan ejércitos ni se cargan rabias, simplemente se buscan soluciones para vivir mejor juntos”, concluye Iván, y en eso coinciden Jairo y otros participantes que ven en estos espacios un camino honesto de reconciliación.

 

See videos about the summit: https://www.youtube.com/watch?v=lO1hlZ7UpGQ
Original article: https://colombia2020.elespectador.com/territorio/antioquia-una-radiograf...